lunes, 19 de octubre de 2015

Siempre me ha gustado

Siempre me ha gustado el mar. Consigue que nunca me falten versos para escribirle. No obstante, hoy no iba a hacerlo. Eran mis vacaciones y prefería observarlo a él mientras se asomaba a la borda de ese enorme barco.
Recuerdo entonces cuando nos conocimos. Discutimos sobre películas y terminó por confesarme que yo era la primera mujer a la que conocía que prefería filmes de peleas, sexo y drogas a las historias de amor. Él, era fiel a la intriga. Éramos diferentes, pero nos entendíamos bien.
Con el tiempo pasó a convertirse en mi musa pero de hoja perenne. La razón por la cual mis acuarelas no dejaban de pintar. Y por primera vez sentí que era la muchacha que siempre quise ser. Como la protagonista de aquel relato que tanto envidiaba.
Me prometió que nunca me llevaría a París, que antes viajaría por aquellos sitios en los que yo fuera el origen y también el destino. Y entre mil promesas más acabé yo por conocer los caminos que me atajaban a él.
Ahora, me arrepiento de no haber escrito estas memorias, pero puedo asegurar que no me olvido ni lo haré de estos momentos dignos de ser recordados. Porqué después de esto, no puedo más que reafirmar mí idea de que a veces va bien hacer memoria y revivir aquellas historias que un día quedaron dormidas en nosotros. Aquellas que nunca les damos el valor que merecen.
Sueles decir que recordar duele, pero a pesar de hasta dónde llegue esta verdad, sin ellos no estaríamos aquí ni seriamos quien somos. Y contra más lo pienso, más me doy cuenta de la importancia del mar en los míos.
Siempre me ha gustado el mar. Me vienen ganas de escribirle versos sobre amor, vida, flores, o sobre la muerte… porqué como siempre, nunca le faltan razones para darme y convencerme de que los haga.

Me levanté dispuesta a dirigirme a la cubierta con él cuando me di cuenta de que me miraba, no sabía cuánto tiempo llevaba haciéndolo pero en esos momentos esa preocupación estaba inerte. Me sonrió y me coloqué a su vera. Me sentía protagonista del paisaje. Bonita, con el mar detrás. Y me gustaba pensar que él, también lo notaba.

jueves, 15 de octubre de 2015

Emergencia

Como polilla sin su luz.
Encontrando mil salidas,
menos la de emergencia.
Impotencia.
Des de pequeño crees que la muerte es lo peor,
hasta que te enamoras.
Me cuesta respirar.
Tanta disnea acabando en ciclones,
que me llevan al caos.
Leo, me relajo y me duermo.
Pero,
es inevitable oir tu voz en mi cabeza,
recordando cuando eras tu quien me leía.
No sé dónde voy,
- ni de dónde vengo-.
Ya os dije que era propensa a la pérdida,
aunque empiezo a cuestionarme,
si algún día,
estuve encontrada.
Perdida,
como una polilla buscando la luz,
ya que nadie le advirtió que,
al encontrarla,
ardería.